Rishikesh

Lo que no pasó

¿Cómo puede ser?, viven en mi corazón las cosas que pasaron, pero también muchas otras que quise o imaginé y nunca se dieron.

Nunca viajamos por Sudamérica juntos, pero cuando lo hice solo, te vi acompañarme en cada paso. Y casi puedo recordar que estabas ahí en las montañas de Bolivia, o en las gradas de las catedrales de Lima o La Paz. Casi puedo recordar, que conversabamos sobre a qué restaurante entrar, y puedo ciertamente mirar como tu cabeza se recostaba en mi hombro cuando nos cansabamos de hablar.

Todo eso no pasó, pero puedo recordar.

El miedo que tuvimos de perder las maletas en el Terminal de Curitiba en Brasil, y luego dolorosamente verte desvanecer y enfrentar la realidad: de que a cientos de kilómetros estabas ya. Que caminaba yo al Este, mientras en mi mente, solo veía en tus brazos mi hogar.

Los amigos que conocí, que me invitaron a bailar y a que algún día me vaya a Hong Kong y Japón, también me trajeron a ti. Y juraría que me acompañabas con esos amigos, que con tus ocurrencias, me hacías reir.

Pero al dormir y despertar, estaba simplemente en otro país.

Y era sensato, volver a caminar. Con esos zapatos, que me regalaste tú. Quiza sí, quizá sí realmente estabas ahí.

Cruce a India, con una escala en África, ¿te lleve también allá? Sí, …me dijiste: salgamos de este aeropuerto, hagamos una vida en Etiopía, nos abrazaremos hasta el final del día, olvida la India, me tienes a mi. Reí, eras tú, tú aventura y jovialidad.

Luego en India, paisaje de muchos cielos y personas, entendí, que 1 millon de veces te había amado y 1 millón también te había vuelto a perder. Que los ríos cargaban las lágrimas de los amantes perdidos. Y que los innumerables ojos de la gente, guardaban los eternos recuerdos de las cosas que no pasaron.

En India, volví a sonreír, volví a dibujar, porque supe que con mi corazón no debía luchar.

Recuerdo la puerta de India en Nueva Delhi, ¿Había llegado tan lejos? Un sueño se hacía realidad.

Y la India, siendo tan buena para hacer comprender, me dijo que tú y mi tiempo contigo eran también mi sueño hecho realidad. Que muchos días te abracé, que en esta vida te logré conocer, que bastaba contigo un segundo para agradecer.